DATOS PERSONALES
OSCAR VILORIA H.
CORRIENTES Y CONVERGENCIA
CARACAS - VENEZUELA

MMX - 2010


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IDEAS Y REFLEXIONES SOBRE EL MECANISMO MONETARIO-PRECIOS

OSCAR VILORIA H.

Mientras que las escuelas, clásica y monetarista, demandan la presencia neutra del Estado en los mercados internos, la visión keynesiana del equilibrio macroeconómico redimensiona la política fiscal como un mecanismo auxiliar y efectivo para dinamizar los mercados y fijar nuevamente las trayectorias de largo plazo.
Los postulados de las dos primeras corrientes giran en torno, o están sujetas, a las restricciones y límites del crecimiento económico, propios del largo plazo o pleno empleo.
Entretanto, los presupuestos de una política fiscal expansiva se apoyan en el marco de condiciones y fuerzas que aparecen y se fortalecen cuando las economías se estacionan y desplazan en sentido contrario a las rutas del crecimiento. Determinando posiciones cada vez más rígidas y alejadas del equilibrio de pleno empleo.
Visto como cada una de estas escuelas ha planteado sus postulados, podremos establecer el supuesto, o aceptar los ya planteados, de una "falsa controversia"[1] entre ambos pensamiento extremos[2]. Al mismo tiempo, si nos detenemos a analizar los postulados originales de la teoría monetarista, podremos comprender como Friedman descifra la aparente controversia y estructura un conjunto de causas en una teoría que logra enlazar y dar mayor sentido a la visión keynesiana extrema de la oferta agregada y el tramo clásico de la misma.
Ahora bien, mas allá de la discusión horizontal señalada, continua presente un cuadro de interrogantes, algo borrosas, sobre la universalidad vertical del pensamiento clásico, keynesiano y monetaristas.
En otras palabras, ¿que es lo que conecta o desconecta a estas visiones con las experiencias del subdesarrollo?
Lo primero que se debe aceptar, así resulte casi imposible de asimilar, es que el desempleo, el subempleo y la capacidad física ociosa son estructurales dentro del subdesarrollo, son prácticamente algo natural.
Luego, si el objeto de análisis de toda visión del equilibrio macroeconómico ha sido la animación y reanimación económica, es porque, necesariamente, ha existido una plataforma productiva que reanimar en las economías donde el problema estudiado, se ha presentado
Pero esto no puede degenerar en la idea de que las teorías económicas han sido formuladas para el primer mundo y ya, hoy día, para aquellas economías con un profundo nivel de industrialización y una incuestionable presencia de su producción en los mercados internacionales. Y tampoco puede negar que el desarrollo y el subdesarrollo son consecuencias recíprocas. Toda vez que el mundo en subdesarrollo ha adolecido de modelos de equilibrio general que sinteticen su dinámica económica particular, compensatoria.
Este vacío teórico a prohibido la conducción congruente de la política económica, permitiendo la conformación y el fortalecimiento de las estructuras que han resistido, durante décadas, toda posibilidad de estabilidad y crecimiento económico.
A todas luces, las consecuencias de una debilidad estructural en la visión macroeconómica se ha fortalecido, cuando ha coadyuvado a las deformaciones microeconómicas de los mercados internos, la concentración progresiva del capital y a la determinación de una oferta agregada interna rígida, inelástica.
Fenómeno cuya presencia bajo condiciones de corto plazo macroeconómico, emula desempeños y resultados macroeconómicos de producción, empleo y precios, que son propios del horizonte de pleno empleo.
Conjuntamente con otras fuerzas, es probable que la parálisis experimentada por la economía venezolana, degenerativa a partir de 1978-79, halla estado apoyada sobre la visión vacía del largo plazo, traduciéndose en una recurrente pérdida de bienestar, en su concepción más amplia.
A partir de aquí, el objetivo único está en esbozar sobre la contribución que la estructura monetaria nacional ha tenido sobre la subproducción e inflación interna, cuando el escenario de largo plazo resulta en la praxis desconocido, siendo apenas una referencia teórica de las experiencias observadas por otras economías.
En otras palabras, lo que se pretende es la reflexión teórica del fenómeno inflacionario desde la óptica monetarista, en diferentes momentos o coyunturas de la economía venezolana.
Es evidente que si las causas del problema tienen base en la teoría económica, es probable que también roce los espacios académicos.
Básicamente, los espacios académicos cuentan con una invaluable riqueza de conocimientos materializadas en el capital humano acumulado por profesores e investigadores de tendencias neoclásica, keynesianas y marxistas, distribuidos como heterodoxos que cuestionan la ortodoxia, y viceversa, los ortodoxos que atacan el marxismo y los marxistas cuestionando al capitalismo y la economía libre mercado.
Al mismo tiempo, todos los anteriores aplicando los programas de pre y postgrado a un entorno nacional, sin distinción de causa entre los escenarios de corto y largo plazo, macroeconómicos. [4]
Luego, el sentido se comienza a perder cuando el nuevo economista se forma atrapado en un discurso académico que afirma, sin distinción de horizontes, que la inflación el Venezuela es consecuencia de la expansión monetaria vía gasto público, es decir, inflación por "tirón" de demanda.
Si bien es cierto que "la inflación es un fenómeno monetario en todo tiempo y lugar" (Friedman), al mismo tiempo será falso, que por ser siempre monetaria, toda inflación será de demanda. La inflación de demanda es un fenómeno propio del largo plazo. No obstante, en el corto plazo, la inflación viene a ser la consecuencia del déficit estructural de oferta.
En otras palabras, un recurrente desempleo, subempleo y significativo nivel de capacidad física ociosa, son las señales que sugieren la presencia de factores inflacionarios de oferta, de naturaleza estructural, sintetizado como:

La incapacidad estructural de los sectores de la producción interna para absorber y transformar las expansiones monetarias, en una mayor cantidad de bienes y servicios para el consumo interno. Luego, ante un escenario con recursos ociosos, contradictoriamente, el desempeño macroeconómico se ha traducido en la continua pérdida de bienestar material de la sociedad.


Las once (11) Proposiciones Centrales de la Teoría Monetarista (Friedman, 1992) dejan claro que en el largo plazo macroeconómico [3] las expansiones monetarias se traducen en variaciones nominales sin originar cambio alguno sobre la economía real, entretanto, si es posible observar variaciones reales en el corto plazo económico.
Sir Alan Walters sintetiza los resultados generales como sigue (Friedman, ob. cit. “Introducción”):
  • En el largo plazo las variaciones nominales (monetarias) sólo tienen efectos nominales (sobre los precios) y ningún efecto real (en la producción y el empleo).
  • En el corto plazo, las variaciones monetarias tienen efectos sobre la producción y el desempleo con retrasos muy variables, pero tales efectos no son duraderos.
La séptima proposición central monetarista afirma:
En el corto plazo, que puede ser cinco o diez años, los cambios monetarios afectan primordialmente la producción. Por otro lado, midiendo por décadas, la tasa de crecimiento monetario afecta primordialmente a los precios.

No cabe duda entonces que Milton Friedman pone el punto final al debate y la controversia entre las escuelas clásicas y keynesianas, en relación al equilibrio entre la oferta y la demanda, agregadas.
Retrocediendo un poco más, el enfoque keynesiano del equilibrio macroeconómico fija el comportamiento de la oferta agregada a las variaciones que experimente la demanda agregada, toda vez que la producción interna sea menor que el producto potencial.
Esta visión rompe definitivamente con el supuesto de la economía autocorrectora, cuando introduce el concepto del equilibrio con desempleo masivo dando a entender que los mercados, lejos de mostrar una tendencia hacia el pleno empleo, pueden mantenerse por tiempo indefinido en una situación de equilibrio con recursos ociosos. Siendo esto último la garantía en el corto plazo, de un crecimiento sin inflación impulsado por la demanda agregada.
Más aún, retrocediendo un poco más, hasta la Teoría Cuantitativa Moderna del Dinero (Fisher, ), encontramos que la misma establece la existencia de una relación entre la oferta monetaria y los precios.
Fisher señala, a través de la que se conoce como la ecuación cuantitativa (M.V = P.Q), que durante un período determinado la cantidad de dinero multiplicada por su velocidad de circulación es igual a los precios multiplicados por el volumen de transacciones, donde este último se interpreta como el volumen de producción.
Cuado la cantidad de dinero M aumenta y el volumen de producción permanece constante, la solución para V y P vendría dada por una de las alternativas siguientes:
  • Los precios aumentan en la misma proporción que M permaneciendo estable la velocidad de circulación.
  • Los precios aumentan en menor proporción que M y la velocidad de circulación disminuye.
  • Los precios no se alteran y la velocidad de circulación disminuye en la misma proporción que M.
  • Los precios disminuyen (deflación) y la velocidad de circulación se reduce en mayor proporción que M.

En el caso extremo, cuando M aumenta y Q se contrae, el ajuste natural vendrá por una menor velocidad de circulación (menor absorción monetario-productiva); pudiendo los precios tanto aumentar como disminuir. Si estos últimos aumentan, el fenómeno es llamado “depreflación” (Friedman, ). En el caso deflacionario, el escenario será de depresión económica.

Ahora bien, la reacción que se observe en la combinación "Velocidad (V):Precios (P)", vendrá determinada por:
  • La disponibilidad de mecanismos y canales de transmisión monetaria hacia la economía real.
  • La capacidad de los mecanismos y canales de transmisión monetaria para inyectar o absober oportunamente, el dinero en la economía real.
  • La capacidad de la economía real para transformar el dinero adicional mayor ingreso real.
  • Y, por último, el equilibrio en la absorción productiva del dinero, entre los tres sectores de la producción interna.
Esto es, que la magnitud de los ajustes de V y P, y sus determinantes, vendrá condicionada por la fase del ciclo de frecuencia superior donde se produzca la coyuntura. En otras palabras, por el horizonte macroeconómico de corto o largo plazo por "donde transite" la economía al momento de la coyuntura.
Por ejemplo, cuando la producción es de pleno empleo, es de esperar que los cambios en la cantidad de dinero y los precios sean proporcionales, al menos, así los señala la teoría.
Paradójicamente, la insensibilidad de la oferta agregada ante las expansiones de la capacidad nominal de compra también es visible en el corto plazo, cuando existen recursos naturales, físicos y humanos, ociosos. Las causas de este fenómeno, por lo general se atribuyen a:
  • Las estructuras oligopólicas de los mercados
  • Un alto grado de desempleo estructural disfrazado dentro del sector de los servicios.
  • Expansiones y contracciones compensatorias intersectoriales.
  • Preferencias por la liquidez y otros activos financieros.
Como consecuencia, inflación y velocidad de circulación tenderán a la primera solución señalada sin que la producción sea de pleno empleo.

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[1] “Sostendré que los postulados de la teoría clásica sólo son aplicables a un caso especial, y no en general, porque las condiciones que suponen son un caso extremo de todas las posiciones posibles de equilibrio. Más aún, las características del caso especial supuesto por la teoría clásica no son las de la sociedad económica en que hoy vivimos, razón por la que sus enseñanzas engañan y son desastrosas si intentamos aplicarlas a los hechos reales.” (Keynes, 1936)
Por su parte, Friedman sostiene que bajo ciertas condiciones macroeconómicas, las expansiones monetarias tendrán incidencia tanto en la producción como en los precios.
[2] De hecho, por estar cada uno en un extremo, no pueden ser controversiales, su intercepción es vacía.
[3] Período lo suficientemente largo para que los precios se ajusten a su nivel de equilibrio.
[4] No se trata de poner en duda la importancia del debate y controversias construidas en torno a las escuelas de pensamiento. Debate que cobra importancia hoy día ante los cambios políticos y económicos observados a nivel mundial, y la contribución para una nueva forma de planificar determinada por la consolidación de la Comunidad Económica Europea.